Debido a la crisis sanitaria que enfrenta nuestro país, se promulgó la ley de teletrabajo y trabajo a distancia. Una iniciativa que tiene por finalidad dotar de una regulación flexible a los trabajadores para que puedan desempeñar sus labores en el domicilio y Jorge Farah, académico de la Escuela de Trabajo Social UC nos explica al respecto.

Jorge Farah, cuyas líneas de investigación abordan la modernización del Estado y Organizaciones, estuvo esta semana hablando en diferentes medios de counicación como
Megavisión Noticias,
24horas de TVN y
Radio Pauta acerca de la ley de teletrabajo.
¿Qué significa para Chile la recientemente aprobada ley de teletrabajo?
El recién aprobado proyecto, indica que se mantienen los mismos derechos para los trabajadores, sin embargo, puede generar un riesgo de precarización puesto que avanza en la línea de la flexibilización laboral. No creo que la ley de teletrabajo tenga un impacto muy global con respecto a la cantidad de personas que podrían acceder a esto en Chile, en el corto plazo. En estos momentos, estamos en una instancia de contingencia, lo que estamos haciendo hoy día no tiene que ver con lo que ocurrirá después.
¿Qué es relevante saber acerca de esta ley?
Es importante saber que empleador tiene que dotar de todas las herramientas para que los trabajadores puedan trabajar desde su casa, además de advertirle de los riesgos que podría acarrear el trabajo desde el hogar. También debe informarle sobre las instancias de partición social y sindical.
Por otra parte, es necesario indicar que el teletrabajo no puede ser impuesto por ninguna de las partes, ya que debe ser pactado. Sin embargo, es necesario poner atención en lo que puede ocurrir con las históricas asimetrías de poder entre trabajadores y empleadores, que pueden traducirse en una imposición desde la organización.
¿Cómo crees que va a afectar este tiempo de teletrabajo en Chile y el mundo?
En condiciones normales, y desde una perspectiva positiva, se espera que el teletrabajo aumente la eficiencia de la organización a partir de una reducción de costos de infraestructura y aumento de la productividad, entre otros, y para las personas una reducción de costos por desplazamiento y mejora en la conciliación entre la vida familiar y personal. Sin embargo, esta forma abrupta de implementarlo no ha incorporado el debido proceso de gestión del cambio, por lo que más bien redundará en mayores niveles de aislamiento laboral-profesional, superposición de los tiempos laborales y familiares y un consecuente estado de confusión.
¿Qué ocurre con las mujeres y el teletrabajo?
Creo que falta incorporar el riesgo que viven las mujeres con la doble presencia, puesto que se hace concreta al combinar la vida doméstica con el trabajo. Es un desafío social disminuir ese riesgo.
¿Qué recomendaciones darías a las personas que están haciendo teletrabajo?
Primero que todo, debemos entender que el teletrabajo que estamos realizando hoy es una acción de contingencia ante una emergencia global, por lo que no representa una implementación en regla, con las debidas estrategias de protección, de condiciones laborales y el necesario equilibrio entre trabajadores y empleadores.
Ante esta situación de excepeción, y de acuerdo a la realidad de casa hogar, lo principal es separar con claridad los tiempos para trabajar y para realizar labores domésticas, transmitiendo con claridad a los demás miembros de la casa que esto debe respetarse. Cada hogar tiene sus propios tiempos, por lo que la extensión de tiempo continua dedicada al trabajo deberá considerar esa especificidad. SIn embargo, es importante que, al final del día, se haya dedicado al trabajo el tiempo necesario para cumplir con las labores. Si no, a la natural confusión producto de mezclar la vida familiar y laboral, se sumará la frustración derivada del escaso avance. Para ello, también pueden fijarse metas laborales realistas.
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